Lo primero que tenemos que saber, es que la madera es un elemento vivo, tenemos que diferenciar si nuestra pérgola es de madera maciza o laminada (más utilizada en la actualidad), la maciza como veremos más adelante ofrece unos pros y contras con respecto a la laminada, junto con otro factor importante como es, si está cubierto o no. En el caso de estar cubierto, nos deberemos fijar si los perfiles están en buen estado o sustituirlos, verificar que la cubierta no filtra y está (en caso de ser adecuado) bien fijada al soporte.
En caso contrario, como veremos más adelante trataremos ese probema; hoy nos centraremos en la estructura, teniendo en cuenta lo dicho al principio, debemos tratar la madera periodicamente entre 2 a 5 años, actualmente el tratamiento que suele imprimarse en el lasur, penetra sin crear capa, lo que evita como antiguamente, el lijado perióico de esta y el aspecto despellejado de la misma. Será importante si stá en mal estado, un primer lijado, limpado de polvo, humedecerla y dejarla secar, si hay vegetación cerca, un fondo funjicida le sería de refuerzo, tonos oscuros en una mano o dos con un lasur de funjicida evita la aparición de marcas de lijado y unifica el color. Así como un acabado incoloro que dará ese aspecto brilloso y renovado de la madera nueva.
Estructura con placas:
Una estructura de madera, es siempre visualmente muy atractiva y acogedora, con la tendencia al alta de vehículos híbridos y eléctricos, este misma puede servir para aprovechar ese espacio destinado a cubrir el vehículo y protegerlo de inclemencias meteorológicas; para fijar placas solares con sus equipos de carga, así mientras el vehículo se encuentra estacionado, estará cargándose. Dada la estandarización de las placas, se pueden utilizar de cuierta, con infinidad de acabados (blanco, gris, nogal…) que harán de ese espacio algo especial, ecológico y útil.